
Después de una vida prácticamente dedicada a la política y dos elecciones perdidas durante los años 2006 y 2012, es en 2018 cuando Andres Manuel López Obrador gana la votacion por la presidencia de México. El 1 de diciembre toma posesión del cargo y al mismo tiempo abren sus puertas al público la Residencia Oficial Los Pinos en dónde habían habitado los presidentes de México durante su mandato desde 1935. Su interior era oculto para la población, muy pocas veces podía asomarse la curiosidad de la gente. AMLO desde el primer momento realiza acciones para romper con las prácticas de sus antecesores al ser un personaje de oposición y de izquierda. Ahora el Complejo Cultural de Los Pinos que está bajo la gestión de la Secretaría de Cultura puede visitarse gratuitamente. Inicia con pocas actividades y con mucho entusiasmo. Su principal atractivo de momento es ver habitaciones vacías y oficinas con muebles ostentosos para darse una idea de la vida llena de lujos de los expresidentes y sus allegados.
A las diez de la mañana del sábado 1 de diciembre del presente año se abrió las puertas al público del nuevo complejo cultural. AMLO no esperó a implementar su plan de austeridad empezando con el rechazo a habitar en ese lugar. Cede su gestión a la Secretaría de Cultura y abre sus puertas al público. Hay quienes critican sus acciones como populistas, solo para llamar la atención e incrementar su fama pero parece que el grueso de la población apoya sus ideas. Llamaron mi atención ciertos detalles de la nueva administración como el mensaje de mostrar cercanía con la población. Al ser habitante de la Ciudad de México, no era raro ver vallas y soldados vigilando sedes de gobierno. No permitían acercase a nadie que no estuviese identificado, realizaban sus tareas sin importar que afectaran a la movilidad de la ciudadanía. Por ejemplo al caminar al frente y al costado de Palacio Nacional sus vallas verdes no permitían acercarse siquiera a las paredes. Ahora es más fácil el caminar sobre la calle de Moneda en el Centro Histórico de la ciudad. Me sorprendió ver un video en Twitter de los soldados retirando los letreros que prohibían estrictamente el paso a cualquier civil a Los Pinos, antes ni siquiera se podía caminar sobre la banqueta de Avenida Molino del Rey. Abrieron las puertas para dar a la bienvenida a la población fascinada y un tanto fanática con el nuevo gobierno. Lo primero que recibe a los visitantes es una calzada larga con impecables jardines, un asta con la bandera nacional que bajo sus pies hay un arreglo dando un mensaje: «Bienvenido, Pueblo de México, a los Pinos». Anteriormente, solo podían saberse anécdotas del lugar si se laboraba para Presidencia de la República o si algún conocido lo hacía. Durante el mandato de Felipe Calderón (2006-2012) podía hacerse una visita virtual en una página hoy inexistente. En décadas pasadas, algunos niños de primaria afortunados hacían visitas para conocer en dónde y cómo trabajaba el presidente. Para el resto de la población se resguardaba con la mayor discreción posible. Todo el el argumento de la seguridad.
Hoy la gente emocionada va a un sitio que me parece tiene poco atractivo cultural a diferencia de otros espacios en Chapultepec, al menos de momento. El morbo y la curiosidad por saber cómo vivían los presidentes, sobre todo el último, son los incentivos para entrar a las casas amplias y asombrarse. Hay espacios de trabajos con bellos muebles y habitaciones blancas vacías, hay espacios más interesantes que otros que no escapan de las miradas de la gente en búsqueda de detalles. También llamó mi atención una leyenda en las pocas cédulas que hay: «Así lo recibimos».

Abrir un espacio al pueblo para encerrarse en un castillo. Resumen de la historia de Los Pinos.

Una figura histórica constantemente referenciada y admirada en nuestro país es Lázaro Cárdenas del Río (sexenio 1934-1940). Se le recuerda por acciones como la Expropiación Petrolera de 1938. AMLO ha ratificado su admiración por el General Cárdenas, incluso en la nueva imagen institucional del gobierno se encuentra como uno de los personajes históricos que usa de estandarte. Coinciden en la acción de dejar de habitar un lugar ostentoso para abrirlo al público. En 1934 Cárdenas rechaza vivir en el Castillo de Chapultepec y manda a construir una casa en uno de los terrenos del Bosque de Chapultepec para habitar modestamente. Se cita en el folleto del Complejo Cultural los Pinos:
Determiné no vivir en el Castillo de Chapultepec, que ha venido sirviendo de residencia al presidente de la República, para que el público pueda visitarlo con toda libertad. Un 95% de la población no conoce el interior del castillo, que es un gran atractivo por su ubicación y sus antecedentes históricos.»
El lugar elegido fue la casa de adobe del Rancho la Hormiga que entonces era la sede de la Asociación Nacional de Charros que llegó a ser utilizada por personajes de la política como Álvaro Obregón. Se adaptó la casa de estilo inglés para que en marzo de 1935 se convirtiese en la residencia del presidente. Ya que el nombre no parecía ser adecuado para la importancia del inmueble, Cárdenas la rebautizó cumpliendo una promesa que le hizo a su esposa Amalia Solórzano. El nombre Los Pinos fue en honor a la finca de Michoacán en dónde se conocieron. También mandó a sembrar varios pinos para ser congruente.
En adelante, 13 de los últimos 14 presidentes utilizarían el complejo. Con excepción de Adolfo López Mateos (sexenio 1958-1964) que prefirió vivir en su propia residencia. todos los presidentes han adaptado los inmuebles para sus necesidades personales y de trabajo incluyendo lujos y caprichos. A lo largo de 83 años se han ido añadiendo nuevos inmuebles y utilizando con diferentes propósitos como el Molino del Rey construido en el siglo XVI para la producción de harina que fue testigo de la batalla de Chapultepec de 1847 en contra de tropas estadounidenses. En 1919 Venustiano Carranza expropia los terrenos de la Hormiga para fraccionarlos, en 1932 el molino es usado por 48 Batallón de Infantería de Brigada de Guardias Presidenciales y en 1936 pasa a ser oficialmente propiedad de Los Pinos y sede del Estado Mayor Presidencial, órgano militar especializado en el resguardo del presidente el cual terminó funciones con la llegada de AMLO. De un edificio de piedra, pasando por cuartel militar, hoy luce con un aplanado blanco que resguarda oficinas y el museo del Estado Mayor Presidencial que puede visitarse en fines de semana.
El edificio principal y mas asombroso es la Casa Miguel Alemán mandada a construir por este presidente (sexenio 1946-1952) ya que la Casa Lázaro Cárdenas era demasiado pequeña, no era un lugar adecuado para la figura del mandatario. Era necesario otro lugar porque:
Sus palabras tendrán más fuerza y valor, porque la humanidad por una ley psicológica necesita del brillo y suntuosidad para obedecer y respetar».
En 1952 estuvo terminada la casa emblema del complejo la cual apenas fue utilizada por Alemán, justo a tiempo para celebrar la boda de su hija Beatriz Alemán. En esta casa han residido todos los presidentes del Partido Revolucionario Institucional (con excepción del antes mencionado López Mateos) incluyendo al último, Enrique Peña Nieto (sexenio 2012-2018). La casa de estilo francés ha contado con toda clase de acabados y habitaciones además de los despachos de trabajo: Sala de cine, boliche, consultorio dental, peluquería, sala de masajes, salones de fiestas, estudio de tv y cocina en planta alta. Además de que se utilizaban los terrenos a los alrededores para construir instalaciones deportivas como alberca techada, cancha de frontón, terrenos para correr. También casas y salones se han añadido para que vivieran las familias de los presidentes. Por lo común las madres de los presidentes y los matrimonios de los hijos como fue el caso de Carmen Beatriz López Portillo con su marido Rafael Tovar y de Teresa. Recordemos que él fue presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en gobiernos priistas de 1992 al 2000 y en el sexenio de Peña Nieto en la nueva Secretaría de Cultura de 2012 a 2015.
Vicente Fox (sexenio 2000-2006) y Felipe Calderón (sexenio 2006-2012), ambos del Partido Acción Nacional, no quisieron vivir en la Casa Miguel Alemán, así es que construyeron nuevas cabañas en los terrenos conjuntos. Las casas principales era para trabajo burocrático pero seguían disfrutando de los lujos y comodidades para ellos y sus familias. Calderón mandó a quitar el boliche para construir un espacio hoy un tanto famoso: El búnker con una amplia mesa ovalada y pantallas para trabajar en temas de seguridad. En el complejo al igual de se se recibían a jefes de Estado y diplomáticos, se celebraban fiestas, bodas y XV años. Todo a gusto y capricho del presidente en turno.
Inevitable comparación de clases sociales.

El 1 de diciembre la gente en júbilo entraba a montones a Los Pinos para conocer el cómo vivían los presidentes nacionales. Ya no importaba la procedencia o el motivo, los soldados presentes no impedían el paso y los visitantes podían tomar y compartir a través de redes sociales imágenes y video de los interiores sin ningún tipo de restricción. Una imagen que circuló a través de internet fue la de la familia Reyes proveniente de Acapulco, Guerrero. Su fotografía junto al balcón interior a un lado de las escaleras rápidamente fue comparada con las fotografías de moda de Angélica Rivera, esposa del ahora expresidente Peña Nieto.
Esta pareja en su momento fue tanto aplaudida como cuestionada. Aún se recuerda la campaña electoral de 2012 en la que se criticaba el rápido matrimonio de la actriz de telenovelas con el exgobernador del Estado de México. Había una intensa campaña política apoyada por una de las principales televisoras del país con gran presencia y poder. Hay periodistas que afirman que ese matrimonio de «ensueño» terminó, no era más que una pantomima para mejorar la imagen del personaje político. De los episodios que aún se recuerdan fue la entrevista que realizó Ariadne Grant en 2014 para la revista de moda Marie Claire. En el texto tratan de presentarla como una mujer elegante, poderosa y atractiva comprometida en su papel como madre y primera dama, incluso patriota. Un intento de mostrarla cercana al trabajo del presidente como apoyo viviendo «sin pretensiones ni desplantes». Las elaboradas fotografías del número de julio con ropa de marca y poses para lucir su belleza de mujer madura fueron las comparadas con la postura natural y ropa sencilla de la familia Reyes. La vida como Primera Dama de Angélica Rivera ha sido causa de polémica al vivir de una manera que claramente no es sencilla, que nunca permitió cuestionamientos o fotografías en vía pública ni siquiera en otros países, siempre protegida por el Estado Mayor Presidencial. Esa imagen de «cuento de hadas» de un matrimonio perfecto con el expresidente se desmoronó y no fue más que un acuerdo para la imagen personal del exmandatario. Hay periodistas como Jenaro Villamil que aseveran que ella tratará de regresar a las producciones para televisión. Ha tratado de vender un proyecto de serie basada en su vida como la Primera Dama, su versión de la vida dentro de Los Pinos.

La gente ahora camina sin mayor restricción a través de jardines y las casas abiertas. No pierden momento para tomar registro documental de su visita. Prácticamente todos llevan celular, tableta o cámara para posar o tomarse una selfie. De momento solo pueden visitarse los jardines con unos cuantos monumentos, el interior de Molino del Rey solamente fines de semana, la Casa Miguel Alemán (la principal), la Casa Miguel de la Madrid, el Salón Venustiano Carranza y la Casa Lázaro Cárdenas. No son casas particularmente interesantes. En su momento de construcción eran pensadas para ser un tanto austeras y simples, lo importante está en su interior. En la mayoría hay amplios espacios de trabajo, muebles y sillas elegantes, seguramente de excelentes materiales, pulcros y que de momento no se sabe si serán utilizados nuevamente. En la Casa Miguel Alemán es en donde fluye el mayor número de visitantes para apreciar un poco del estilo de vida del expresidente. Se observan todos los rincones de habitaciones vacías, blancas y lizas con algunos muebles que están empotrados a las paredes. Las personas se asombran e imaginan el lujo que debió de estar ahí. Algunos quedan atónitos al comparar como viven humildemente en sus lugares de origen y cómo es ahí en donde están parados en ese momento. Esto al ver las grandes cocinas del segundo piso con superficies de granito o los amplios cuartos guardarropas por ejemplo. Los comentarios, chistes, anécdotas y vituperios son inevitables de escuchar, a veces con groserías. «Aquí es en donde planeaban como chingar estos cabrones. ¿Verdad?» un señor bromea con un soldado el cual solo sonríe y asienta con la cabeza. Ahora los soldados orientan y responden algunas preguntas de los visitantes, no dejan pasar a algunos cuantos cuartos por razones de organización y tampoco permiten tocar los muebles presentes. Al momento de mi visita, los encargados de dar seguimiento a la visita son miembros del 22do Batallón de Policía Militar. De momento no se sabe si abrirán el resto de casas o el Salón Adolfo López Mateos, el más grande del complejo mandado a construir por el presidente Carlos Salinas de Gortari (sexenio 1988-1994). Tal vez prepararán la logística para abrirlas o puede que sean utilizadas como oficinas o almacenes.
Ahora la gente hace uso del lugar. La gente pasea por los jardines muy bien cuidados, se toma muchas fotografías en los arreglos de bienvenida, en el pórtico principal o las escaleras. Hay quienes hacen suyo el lugar con sus propias prácticas. Durante mi visita, unos chicos aprovecharon para posar y modelar ropa en un balcón exterior. Hay una anécdota de una quinceañera que usó Los Pinos como escenario para su colección de fotografías del recuerdo de su próxima fiesta. Una costumbre muy mexicana (tal vez muy chilanga) es que las quinceañeras escojan lugares populares en la ciudad para esta fotografía como el Ángel de la Independencia en Paseo de la Reforma. Existen jovencitas que no lo hacen de manera ortodoxa, van a lugares como un estadio de fútbol o un cementerio. Ariadna Velázquez y Lucero no quisieron perder la oportunidad de usar el lindo lugar abierto para todo el pueblo mexicano.
El escaso arte y la duda sobre el resto del acervo.

Durante mi visita me percaté de que hay escasas obras de arte en el lugar. Hay que ser observador para identificar y encontrar algunas. Además de las estatuas de personajes de la política nacional en los jardines (hasta el momento no entiendo el culto a Luis Donaldo Colosio) hay algunas esculturas anónimas como perritos de piedra que adornan un cuerpo de agua. Entre las plantas hay un pequeño «Caballito» de Sebastián, seguramente la maqueta para la escultura presente en Paseo de la Reforma inaugurada en 1992. En uno de los salones de la Casa Miguel Alemán hay un gran paisaje de Luis Nishizawa y en el Salón Venustiano Carranza hay un retrato de este personaje pintado por David Alfaro Siqueiros. En la Casa Lázaro Cárdenas hay más pinturas pero es difícil saber la autoría pues estas no tienen fichas técnicas. Además en a Casa Miguel de la Madrid hay un amplio sala de trabajo con las pinturas de los expresidentes. Un detalle que llamó mi atención fue la presencia de los libros en varias mesas. Quizás para enfatizar la importancia del nuevo uso del complejo. Quizá para mostrarse cultos. Eran libros de artistas nacionales famosos y expresiones populares. Solo eran para exhibición, no para consulta.

A lo largo de estas primeras semanas después de la apertura de Los Pinos han habido cuestionamientos hacia la anterior administración sobre el paradero de las colecciones de arte y patrimonio de Presidencia de la República. AMLO acusó a los anteriores residentes de «llevarse hasta los colchones», incluyendo una colección de cucharas del periodo del Porfiriato. Todo esto porque los visitantes van a ver paredes en su mayoría vacías y blancas. Una carta fechada el 4 de diciembre firmada por Francisco Toledo, Sergio Hernández e Irma Palacios solicitaron a la nueva secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, información del paradero de la colección de arte de Los Pinos iniciada por Salinas de Gortari.
En 1993 el entonces presidente encargó 33 cuadros para iniciar una colección propia de Los Pinos para adornar las paredes de las oficinas de trabajo. Se contactaron directamente a diversos artistas, solo se especificó el formato bajo temática libre. Antes de esa comisión las paredes eran adornadas por obras de colecciones de museos e instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes o la colección de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público sin ningún impedimento para la solicitud del gobernante. Hay que mencionar que ésta última tiene en su poder obras de arte debido al programa de apoyo a artistas visuales para cobro de impuestos por enajenación de obras, o sea que en vez de pagar con dinero sus impuestos, pueden hacerlo en especie con su producción. Al expresidente le pareció buena idea contar con obras propias del complejo con destacados creadores nacionales como Rafael Caoduro, Rafael Coronel, José Luis Cuevas, Gunther Gerzo, Vicente Rojo e Ignacio Salazar solo por mencionar algunos. Sin embargo seguían las solicitudes y préstamo a comodato a diferentes instituciones.
Sobre el posible paradero, hay reportajes como «El tesoro oculto de la Presidencia» de Zorayda Gallegos de 2013 que daban a conocer la colección de arte del expresidente Ávila Camacho dentro de una casa en un fraccionamiento de Huixquilucan, Estado de México donada a Presidencia por la viuda Soledad Orozco a condición de ser utilizada para hospedar a jefes de Estado y altos dignatarios internacionales. Su uso que se le daba no se informaba abiertamente. Durante muchos años era imposible acceder a la información de la colección de arte bajo resguardo de Presidencia, después la periodista logró tener acceso a un archivo desclasificado titulado «Avalúo de obras de arte de la Presidencia» en donde se precisa que las 285 piezas se distribuían entre Palacio Nacional, oficinas de Presidencia, Campo Marte, el complejo deLos Pinos y la Casa Ávila Camacho. Los orígenes y fechas de incorporación de las obras eran desconocidos pues las obras provenían de donaciones, adquisiciones y préstamos. 86 piezas del acervo están en la Casa Ávila Camacho. Sobre la comisión de arte de Salinas de Gortari de 1993, el reportaje asevera que ahí se encuentran 10 piezas. Sería pertinente preguntar sobre la situación actual de la casa y si será igualmente abierta al público o regresada a los herederos.
La nueva administración afirmó que estaba en búsqueda de aquel patrimonio y que de ser necesario en 2019 la Secretaría de la Función Pública realizaría una auditoría al rubro «Inventarios y Activos Fijos» para verificar los procesos de la administración y control de bienes patrimoniales que incluyen las obras de arte de Presidencia, la enajenación, donaciones y transferencias. En respuesta a esto el 21 de diciembre Carlos Alberto Ramírez Velasco, ex coordinador general de Presidencia, comunicaba que todas las obras de arte utilizadas en Los Pinos durante el sexenio de Peña Nieto fueron devueltas a sus respectivas instituciones entre los meses de julio y noviembre de este año. El inventario y catálogo fueron entregados a los nuevos encargados de Recursos Materiales así como se recibió el inventario en 2012 y las adiciones a lo largo del sexenio. Está en la mayor disposición para apoyar en la ubicación de las obras que están en bodegas y almacenes de Presidencia, asevera. Sin embargo, es de conocimiento de trabajadores y visitantes regulares de que a lo largo de los años se han perdido objetos al tener poco control y registros oficiales sobre estos. La curadora y crítica de arte Ana Elena Mallet dice que después de cada remodelación de cambio de administración no se sabe que pasa con los objetos y opina que INBA y el Centro Nacional de Conservación y Registro de Patrimonio Artístico Mueble deberían de estar involucrados, incluso invitar a investigadores independientes. Sergio Zaldívar, que durante el mandato de Ernesto Zedillo (sexenio 1994-2000) fue titular de la Dirección de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de CONACULTA (hoy Secretaría de Cultura), asegura que se pedían objetos a todas las dependencias federales «…de lamina impúdica e impune, obras propiedad de la nación. Se prestaban con muy poco control. Se sabía que el presidente pedía cosas y se las daban.»

Se estima que durante el periodo vacacional se llegue a más del millón de visitantes en el primer mes del Complejo Cultural Los Pinos. Hoy es un gran atractivo para mexicanos de todos los rincones del país. Lo común son las expresiones de indignación y asombro ante un modo de vida imperial con cargo al erario público. De momento Alejandra Frausto a través de su cuenta de twitter usa el hashtag #LosPinosParaTodos para anunciar y hacer registro de las actividades en el complejo. La mayoría son los fines de semana y al aire libre como conciertos o proyecciones de El Cascanueces de la Compañía Nacional de Danza o la película Roma de Alfonso Cuarón el jueves 13 de diciembre. Aún no hay una cartelera programada y en el sitio oficial de momento no hay mayor información
Ojalá que el proyecto no quede como un bálsamo populista de inicio de sexenio y se convierta en un centro cultural útil para el país y se deje pronto ese museo del morbo. El complejo necesita una correcta adecuación para aprovecharlo al máximo. Que esas paredes y espacios vacíos sean utilizados como galerías, salones de clase o talleres de enseñanza y producción. De poco sirve solamente pasear por los bellos jardines del museo de la acusación política.
PARA LEER MÁS
lospinosparatodos.com
¿Faltan obras de arte en los Pinos? Gobierno de AMLO hará una revisión, en Animal Político, [en línea] México, 19 diciembre 2018 [accedido el 20 de diciembre 2018]
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OLVERA Dulce, Las obras de arte que estaban en Los Pinos no se dan por perdidas aún, pero sí «se están buscando», en SinEmbargo, [en línea] México, 17 diciembre 2018 [accedido el 20 de diciembre 2018]
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