Enrique Echeverría. Que el color y la plasta hablen.

Enrique Echeverría, Retrato de Pío Baroja, Óleo, 1952

Enrique Echeverría (1923-1972) fue un  artista plástico mexicano conocido principalmente por su pintura al óleo, también trabajaba con acuarelas, tintas y materiales industriales usados de manera experimental. Su trabajo fue acreedor de becas por parte de instituciones como la  Fundación John Simon Guggenheim en 1957 o Instituto de Cultura Hispánica en 1952. Partícipe en momentos decisivos para el desarrollo del arte mexicano durante el siglo XX como bienales nacionales e internacionales, el Salón de Plástica Mexicana, el Salón Independiente,  pero se destaca el haber sido pionero e integrante de la generación de la Ruptura, la lucha de una generación de artistas jóvenes por intentar cambiar la perspectiva cultural fascinada ante el nacionalismo institucional. 104 de sus obras se exhiben en el Museo de Arte Carrillo Gil en la Ciudad de México.

Con ojos puramente plásticos y mirada universal es la exposición individual más reciente del artista la anterior fue en 2004 en Mérida en el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán. La obra de Echeverría se ha exhibido continuamente en muestras colectivas en diferentes sedes pero en esta ocasión se hace una retrospectiva a las diversas etapas del creador fallecido a la edad de 49 años. Desde su búsqueda por ser pintor al solicitar la enseñanza del español refugiado Arturo Souto, el cual también lo dirige a tomar clases en La Esmeralda, pasa por la asimilación de diversos estilos de las vanguardias en sus viajes por Estados Unidos y Europa y como consolida un estilo entre lo figurativo y abstracto con énfasis en el color de las figuras. Los años formativos (1943-1954), Las búsquedas (1954-1959), Los paisajes interiores (1967-1970), Los organigramas o flores imaginarias (1967-1970) y El regreso al origen (1970-1972) son las etapas en las que se divide el trabajo del artista. No se muestran las obras de manera cronológica pero es claro saber cuales cómo se dio el progreso del estilo, ademas de los intereses y motivos de las composiciones.  Hay que señalar que la curadora de la exposición es su esposa, Ester Echeverría que conoce a la perfección la trayectoria personal e importancia de la selección de las obras.

Ester Echeverría

Enrique Echeverría fue parte de una generación activa y decisiva para el arte mexicano durante el siglo XX, el movimiento de la Ruptura lo conformaban artistas disidentes del movimiento nacionalista que acaparaba todos los reflectores y galerías. Ester recalca que de ninguna manera era falta de respeto, sino era una búsqueda de un arte universal. Un arte que no se estancara en el temas políticos e ideológicos con el visto bueno de instituciones oficiales. Entonces el camino parecía ser el color puro, la abstracción, el geometrismo y el simple goce estético. De los primeros pasos de esa generación, aunque efímero, un logro que es constantemente destacado fue la fundación de la galería Prisse en 1952. Estuvieron presentes Echeverría, Josep Bartolí, José Luis Cuevas, Alberto Gironella , Vlady y  Héctor Xavier. Duró solo año de trabajo pero se dieron a conocer para realizar nuevos proyectos como la galería Proteo con la galerista Joq (Josefina Montes de Oca Quijada) que los ayudó a proyectarse a nivel internacional, vendrían las becas y viajes para cultivar la práctica pictórica.

En el trabajo de Echeverría se aprecian influencias de diversas corrientes de Europa y Estados Unidos: El expresionismo, la abstracción, cubismo, fauvismo y hasta action painting. Los que han escrito sobre su trabajo destacan el uso del color puro. A veces el protagonismo es de colores oscuros, grises y azules. Inés Amor los describe en sus memorias como tonalidades oscuras y depresivas, a las cuales era difícil enfrentarse (del Conde, Manrique, 2005, p.213). Pero otras veces los colores cálidos se imponen acompañados por pocos negros o azules cerúleos o ultramar, cuadros llenos de color. En la exposición se puede apreciar esa intención por separarse de la figuración, que hable el color o la forma por si sola, exteriorizar esos paisajes interiores. Pero no lo hace del todo, las figuras reales se asoman, aún en los paisajes y en ciertos retratos no hay necesidad de generar volúmenes con tonos, las plastas con su color o textura son más que suficientes. Atinado un comentario de Xavier Moyssen (1980): «En todo caso se trata de una recreación pictórica alejada de las mímesis y no de una obra alejada de la naturaleza, puesto que ésta sigue existiendo dentro del área de los cuadros.» (p.36).

Enrique Echeverría, Sin título, Acetografía, 1970

Era imperativo para los artistas de la Ruptura la exploración estética y de materiales, hasta sonaba irónico con su trabajo alterno como dibujante técnico industrial de la compañía Luz y Fuerza, pero no lo limitaba en su trabajo personal. Al tener preferencia por las aguadas y tintas, exploraba resultados azarosos y expresivos de los fluidos pero esto mismo lo llevaría a caer enfermo. Tiene una serie particular de 34 obras, sus acetografías de las cuales podemos apreciar tres de estas. Son micas de acetato con colores industriales fijados. Calentaba la mica con una plancha de calor y esta no llegaba a derretirse. Para aplicar el color usaba las medias de su esposa como dullas y jugaba para averiguar el resultado. Al inhalar los vapores de los colores industriales, la mica caliente y solventes como thinner, se envenenó y tuvo que dejar esa práctica para volver al seguro óleo.

Enrique Echeverría, Ester Japonesa (boceto), Óleo 1972

De muchas de las obras de Echeverría podría afirmarse que están inconclusas, ya se mencionó que la mimesis no era objetivo final. Hay algunas que están en un punto que es suficiente y que no requiere mas intervención del autor. Aquí se exhibe Ester Japonesa (1972) cuya existencia fue una agradable sorpresa para la viuda. En la Galería de Arte Mexicano de Inés Amor, en 1962 se vendió una pintura de Echeverría que era un retrato de Ester con un kimono que les había obsequiado su amigo Luis Nishizawa, Ester se sorprendió pues pensaba que no estaba a la venta pero su marido le prometió pintar otro.  La muerte del artista en 1972 parecía desvanecer aquella promesa. Salomon Grimberg, un psiquiatra de Estados Unidos que se dedica a escribir libros sobre arte, durante una consulta sobre los conocimientos de Ester le dio la noticia. Tenía en su poder el boceto de la nueva Ester Japonesa, inconclusa pero así como está es del agrado de la esposa.

Con esta muestra se hace una merecida revisión al trabajo de un artista mexicano entregado al arte, mostrando diversas intenciones y etapas de dibujo para consolidar su estilo entre lo figurativo y abstracto que dibuja con color en pinceladas o plastas.  Más valioso aún es observar el trabajo sobre papel que no había sido difundido.

Cabe anunciar que se llevará un conservatorio en torno al tema de la Ruptura en el que participan la galerista de Proteo Joq y el artista Manuel Felguérez. 7 de Febrero 19h. Exposición hasta el 25 de Febrero 2018.

PARA LEER MÁS:

DEL CONDE, Teresa y MANRIQUE, Jorge Alberto, Una mujer en el arte mexicano. Memorias de Inés Amor. 2a. ed, México D.F. Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 2005, pp. 212-214

FUNDACIÓN CULTURAL MACAY A.C. , Centro Virtual de Documentación e Información La Ruptura, [en línea] México, Museo Fernando García Ponce Macay [accedido el 3 de enero 2018.]

MOYSSEN, Xavier, «Enrique Echeverría, la vocación de un pintor», en Revista de la Universidad de México, UNAM, semtiembre, 1980,  núm 1 vol. XXXV pp. 35-37.

TIBOL, Raquel, «Enrique Echeverría, recuento«, en La Jornada Semanal [en línea]. México, 15 de junio, 2003. [accedido el 3 de enero de 2018]

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